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Día del Nutricionista: «La inseguridad alimentaria es una amenaza creciente en el contexto socioeconómico actual»

Cada 11 de agosto, desde 1974, América Latina conmemora el Día del Nutricionista, en homenaje al nacimiento del doctor Pedro Escudero (1887), un pionero de la nutrición en Argentina. Esta fecha invita a la reflexión y el intercambio de conocimientos en torno a los diversos desafíos que enfrentan los profesionales de la nutrición.

Uno de los temas centrales en esta conmemoración es la seguridad alimentaria. La Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996 definió este concepto como el acceso constante de todas las personas a alimentos suficientes, seguros y nutritivos que satisfagan sus necesidades energéticas diarias y preferencias alimentarias para llevar una vida activa y saludable.

En Argentina, la situación socioeconómica actual pone en jaque este derecho fundamental. Según datos recientes del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA), en el primer trimestre de 2024, el índice de pobreza alcanzó el 55,5%, y la indigencia subió del 9,6% al 17,5%. Esto significa que aproximadamente 7,8 millones de personas viven en condiciones de pobreza extrema, por debajo de la canasta básica alimentaria.

Vanesa Zacarías, directora de la carrera de Nutrición de la Universidad Gastón Dachary, advierte que la inseguridad alimentaria está poniendo en peligro el futuro de muchos argentinos. «Una dieta insuficiente en cantidad y calidad, o que aunque sacia, es pobre en nutrientes esenciales, afecta la salud presente y futura de las personas», afirma. Además, señala que la malnutrición está en aumento, y sus consecuencias están mermando la calidad de vida, especialmente en los niños, quienes corren el riesgo de padecer desnutrición en un entorno donde sus derechos básicos, como la alimentación, son vulnerados.

En este contexto, los nutricionistas enfrentan un gran desafío: acompañar a las comunidades, tanto en consultas individuales como en el ámbito comunitario, junto a otros actores que buscan mitigar la situación, como responsables de comedores, merenderos, fundaciones y organizaciones no gubernamentales.

«Recorrer los barrios, conocer la realidad y hablar con las familias revela que muchos adultos solo han tomado mate con algún acompañamiento como única comida del día, mientras intentan engañar al hambre para que sus hijos puedan alimentarse. En estas condiciones, es difícil recomendar el consumo de yogur, carne o quesos, que son fundamentales para una alimentación saludable», expresa Zacarías. «Es crucial unir esfuerzos, reconocer el valor de mirar al otro y defender la soberanía y seguridad alimentaria», concluye.