La Fuerza Silenciosa y Curativa del Tai Chi: Un Arte que Combina Mente, Cuerpo y Conciencia
En el mundo del ejercicio y la salud, existe un arte ancestral que ha ganado popularidad entre millones de personas: el Tai chi. Originado en China en el siglo XVII como arte marcial, el Taichí ha evolucionado hasta convertirse en una práctica física y mental que combina concentración mental y esfuerzo físico para generar fuerza, flexibilidad y consciencia plena.
A diferencia de otras artes marciales como el karate o el taekwondo, el Tai chi se enfoca en la fuerza silenciosa y no en el combate, lo que lo hace especialmente atractivo para adultos mayores o personas que han sufrido lesiones. Shirley Chock, de 48 años, encontró en el Taichí una forma de rehabilitación después de una lesión en el ligamento cruzado anterior mientras practicaba wushu kung-fu, un arte marcial más acrobático. Además de la recuperación física, Chock descubrió que esta práctica le ayudó a controlar el estrés, lo que la llevó a convertirse en instructora de Tai chi.
El Taichi ha ganado una notable popularidad, contando con alrededor de 250 millones de practicantes en todo el mundo. Entre sus múltiples beneficios, se ha demostrado que mejora el equilibrio, la movilidad y ayuda a prevenir caídas, incluso en personas con enfermedades neurológicas como el Parkinson. Además, al fortalecer los músculos y reducir la tensión en las articulaciones, se ha recomendado su práctica para el manejo de la osteoartritis de rodilla y cadera.
Dirigido por expertos como Peter Wayne, director del Osher Center for Integrative Medicine y autor de The Harvard Medical School Guide to Tai Chi, el Tai chi ha sido objeto de investigaciones que demuestran sus efectos positivos en la salud mental. Se ha relacionado con mejoras en la depresión, la ansiedad, el bienestar psicológico y la flexibilidad cognitiva.
El Taichí se diferencia de otras disciplinas por combinar la respiración profunda con el movimiento, lo que contribuye a calmar el sistema nervioso. Sus posturas, realizadas de pie, son menos exigentes que las del yoga, lo que lo convierte en una práctica física accesible para muchas personas.
Aunque existen diferentes estilos de Tai chí, como yang, chen y sun, no hay evidencia científica que indique que alguno sea superior. Para los principiantes, se recomienda el estilo yang, dado que es el más conocido y se encuentran diversas clases para aprenderlo. No obstante, es importante buscar instructores calificados, ya que no existe una certificación estándar para ellos.

Si deseas comenzar a practicar Tai chí, es recomendable asistir a varias clases para sentirte cómodo con el espacio, el estilo de enseñanza y tus compañeros. La práctica para principiantes suele incluir ejercicios básicos y una coreografía simple, lo que permite a los alumnos familiarizarse con los movimientos antes de avanzar hacia técnicas más complejas.
El Taichí ofrece una experiencia única, combinando filosofía y movimiento en armonía con el yin y el yang. Para aquellos interesados en sumergirse en esta práctica milenaria, hay opciones para todos los niveles y presupuestos, desde clases en gimnasios y escuelas especializadas hasta recursos en línea e instructores que ofrecen cursos virtuales, especialmente diseñados para personas con condiciones de salud específicas.
En conclusión, el Tai chi se ha convertido en una fuerza silenciosa y curativa en el mundo del ejercicio y la salud, beneficiando tanto el cuerpo como la mente. Si estás buscando una forma de mejorar tu bienestar general y desarrollar una mayor consciencia plena, el Tai chi puede ser la práctica adecuada para ti.
Fuente: NYTimes
https://www.nytimes.com/es/2023/07/15/espanol/ejercicios-simples-taichi.html