Salud

Serán implementadas estrategias para identificar la presencia del flebótomo, transmisor de la leishmaniasis

Desde su aparición en el año 2006, la leishmaniasis ha arraigado profundamente en la ciudad de Posadas, convirtiéndose en una problemática endémica. A pesar de los esfuerzos, la erradicación de esta enfermedad se ha mostrado esquiva, con casos humanos resurgiendo de manera periódica año tras año.

En la jornada matutina de ayer, el Instituto Municipal de Vigilancia y Control de Vectores, en colaboración con el Instituto Municipal de Sanidad Animal (Imusa), llevó a cabo una serie de actividades destinadas a sensibilizar a los residentes de Itaembé Guazú, sector donde se detectó un caso reciente de leishmaniasis. Además de estas acciones de concienciación, se realizó un minucioso examen de los animales en el perímetro habitado por el niño afectado.

Con el fin de determinar la existencia del vector responsable, el flebótomo conocido como Lutzomyia longipalpis, se procederá a instalar trampas de luz en la zona. La identificación de la presencia de este insecto será crucial para determinar futuras acciones, incluyendo la fumigación selectiva de la región en caso de confirmarse su presencia.

En un esfuerzo multidimensional, también se aprovechó esta oportunidad para llevar a cabo campañas de vacunación contra la rabia en perros locales, así como la aplicación de pipetas antiparasitarias. Además de estos servicios, se emprendió la búsqueda activa de caninos que pudieran presentar signos de enfermedad.

En el contexto urbano, el perro se ha establecido como el principal portador del parásito Leishmania infantum, motorizando así el ciclo de transmisión de la enfermedad. Como una zoonosis, este proceso involucra la picadura del flebótomo en perros domésticos, seguida por su transmisión a otros caninos o incluso a seres humanos.

La doctora Liliana Arce, especialista en enfermedades infecciosas, advierte sobre las condiciones propicias para la reproducción del flebótomo. «Este insecto se desarrolla en lugares con materia orgánica en descomposición, como gallineros o acumulación de hojas, y su actividad picante se intensifica al anochecer», señala. Respecto a los caninos afectados, los síntomas pueden variar desde la ausencia de signos visibles hasta la manifestación de úlceras cutáneas y pérdida de pelaje en zonas como hocico, orejas y ojos.

Arce subraya la importancia de la tenencia responsable de mascotas como medida preventiva, alentando a los dueños a procurar cuidados veterinarios regulares, incluyendo la adquisición de pipetas antiparasitarias. Además, enfatiza en la necesidad de mantener limpios los entornos donde habitan los animales, con la adecuada eliminación de residuos y materia fecal de gallineros, así como la higiene de patios para evitar la acumulación de hojarasca y frutos en descomposición. Estas precauciones, en conjunto con la vigilancia continua, se erigen como pilares fundamentales en la lucha contra la propagación de la leishmaniasis en la comunidad.

Fuente: El Territorio