Una pequeña isla en el Océano Pacífico en estado de alerta: una situación potencialmente catastrófica provocada por un artefacto de la Segunda Guerra Mundial.
Una pequeña isla en el vasto Océano Pacífico se encuentra en estado de alerta ante una situación potencialmente catastrófica provocada por un artefacto de la Segunda Guerra Mundial. En una declaración emitida el día de hoy, el presidente de la nación, Martin Hunt, ha decretado una advertencia que abarca todo el territorio de Nauru, considerada una de las naciones más diminutas del planeta. Como medida preventiva, se han puesto en marcha evacuaciones, afectando no solo a los residentes, sino también a las instituciones educativas y lugares de trabajo.
Las autoridades de la diminuta isla del Pacífico, cuyo diámetro es de apenas 5 kilómetros y una superficie total de 21 kilómetros cuadrados, han tomado la decisión de declarar un estado de desastre con el fin de garantizar la seguridad de su población. Nauru, ubicada en la región de Micronesia, la cual abarca aproximadamente 2100 islas con una superficie terrestre total de 2700 kilómetros cuadrados, siendo la más extensa la isla de Guam. El explosivo en cuestión es una bomba de la Segunda Guerra Mundial que pesa 227 kilogramos y se encuentra en un estado peligrosamente activo.
El Teniente Jordan Bell, comandante de las Fuerzas de Defensa de Australia, ha comunicado en un comunicado oficial que el objeto en cuestión representa una amenaza de gran magnitud, destacando la necesidad de priorizar la seguridad de los habitantes de Nauru, así como también de la infraestructura crucial encargada de suministrar agua y electricidad en los alrededores.
Con una población de aproximadamente 11.000 habitantes, los residentes de Nauru se encuentran asentados a lo largo de una estrecha franja costera que oscila entre los 150 y 300 metros de ancho. En la mañana del próximo jueves, un área de dos kilómetros alrededor de la bomba será evacuada mientras los especialistas en explosivos australianos intentan desactivar la espoleta. Se ha recomendado a los habitantes cubrir las ventanas con mantas antes de evacuar, a fin de preparar sus hogares ante posibles daños ocasionados por la explosión. Con el objetivo de hacer frente a cualquier eventualidad relacionada con la bomba, el presidente Hunt ha ordenado el cierre de escuelas y ha prohibido asistir al trabajo a partir del jueves por la mañana.
Aunque el gobierno de Nauru ha destacado que es improbable que se produzca una detonación no deseada, ha advertido a los residentes acerca de los potenciales daños que podrían surgir en relación con el agua, la electricidad y las viviendas ubicadas dentro del área de seguridad.
Nauru, situada a 4500 kilómetros de distancia de Australia y con escasas conexiones aéreas, fue testigo de enfrentamientos entre Estados Unidos y Japón durante la Segunda Guerra Mundial.
La bomba sin detonar fue descubierta por trabajadores que realizaban labores de infraestructura pública el pasado 7 de julio, lo cual desencadenó la situación actual de alerta y evacuaciones.
Fuentes:
Agencia Reuters
LA NACION